Cada uno de nosotros venimos a este planeta con un propósito único e irremplazable, una misión tenemos que cumplir, algo que tenemos que aprender, algo que tenemos que sanar o alguien a quien tenemos que ayudar; lo cual podríamos llamar nuestra misión de vida.
Los japoneses de llaman ikigai, que podría definirse como lo que hace que la vida valga la pena ser vivida y la clave es buscar en nuestro interior esa conexión con nuestra verdadera pasión. "Cuando realizas tu ikigai entras en estado de flow, te integras con lo que haces, te absorbe absolutamente, y esa es la definición de felicidad" Francesc Miralles
Así mismo el dharma para los hinduistas constituye la misión de nuestra existencia, el dharma nos permite identificar desde nuestra esencia, el don que nos hace único y el cual debemos de ponerlo en servicio de la humanidad.
Todos nacemos con dones o habilidades que nos hacen destacar en algo y que además nos gusta hacerlo y se nos facilita. En ocasiones tenemos identificado que es, pero tenemos miedo de seguir ese camino, porque no es fácil, porque podemos fallar, porque no nos sentimos capaces o simplemente porque estamos muy cómodos con nuestra rutina cotidiana tal y como está.
El alinearnos con este propósito de vida nos trae el bienestar, la felicidad y la plenitud que tanto anhelamos, esto no se dará de la noche a la mañana y requiere esfuerzo, pero al conseguirlo es muy gratificante. Recuerda que lo más preciado que tienes es tu tiempo de modo que inviértelo en algo que te de valor, algo que ames, algo de lo que estarás orgulloso.
Y tú ¿tienes alguna idea de tu propósito?, aquí te dejo unas preguntas que te pueden ayudar a identificarlo: ¿Qué te gustaba hacer cuando eras niño?¿En qué te has destacado?¿Qué valoran los demás de ti? ¿Qué te gusta hacer, tanto que pagarías por realizarlo?¿De qué te sentirías orgulloso cuando no estés aquí?
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